El mundo es cada día más pequeño. Las distancias se acortan, la tecnología nos conecta más y más rápido. Pero el mundo sigue siendo un lugar vasto y lleno de rincones insospechados. Es por eso que nunca está de más tener a mano un mapamundi o mapa del mundo.
Antes cuando queríamos conocer los países, las capitales y los grandes ríos recurríamos a un mapa comprado. Esto es, nos dirigíamos a la librería del barrio para conseguir todos esos mapas (mudos, físicos, políticos) que nos pedía el maestro.
Luego para aprovechar un poco lo que costaba comprar ese folio, algunos incluso los calcábamos o fotocopiábamos. De este modo podíamos reutilizarlo tantas veces como fuera necesario, con tal de que se nos quedara grabado en la mente que Helsinki era la capital de Finlandia o que por París desfilaba el Sena.
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